jueves, 31 de diciembre de 2009

¡¡FELIZ 2.011!!


Es el genuino deseo que todos los que hacemos La Menor Idea tenemos para Ud., querido suscriptor de LMI multimedia, desde el más humilde de los tiracables, pasando por el personal técnico, administrativo, los artistas y especialmente su Jefe Supremo (1)

Que el 2.011 sea un año pleno de amor, amistad, cultura, salud, alegría e incluso sexo. Ahora bien, en el 2.010 arréglese como pueda, porque nuestro cuerpo de mentalistas, brujas y adivinos lo auguran titánico (2), no exento de pequeños terremotos, simpáticos tsunamis y estornudantes ataques químicos para el primer trimestre, mejorando paulatinamente hasta llegar, eufóricos, al año del Pez Gato (3) en el horóscopo oceanchino:

El DOS MIL ONCE (2.011)

Según nuestro experto en esa especialidad oriental que se practica en la lejana tierra de Siam, Dr. Hiu Man Tsung, en el año del Pez Gato crecerán los enanos, toda comida será afrodisíaca y el primer impulso de las personas será sonreír. Los amigos que coseche por Internet se comportarán como tales y le ofrecerán el dinero que Ud. tanto necesita para salir de ese apuro que le hace caer el cabello vertiginosamente. Incluso Facebook será un vehículo cultural de primer nivel y prenda de amor y amistad entre pueblos que hoy beligeran.

Por ser esta noche tan especial, todos los que componemos este maravilloso grupo humano nos retiraremos de la emisora para festejar junto a nuestras familias, amigos, correveidiles, acreedores y entenados.

Sin perjuicio de ello dejaremos una selección musical para que no se olvide de nosotros ni siquiera en el momento de romper las copas con los suyos.

Como todos los fines de año, nuestra Guardia Psicológica de Contención al Suicida estará atenta a sus necesidades, marcando el interno 022.
En el interno 023 puede dialogar con la Guardia Psicológica de Convencedores de Suicidas Indecisos, que le recordarán los motivos que tiene para hacer lo que empezó y no se atreve a terminar.

Y no lo olvide: ¡la vida es bella!

(1) Cuya identidad desconocemos
(2) Por el Titanic
(3) en algunas regiones del arrabal sureño también llamados bagres

domingo, 27 de diciembre de 2009

Un paseo porteño

“…Y sentí Buenos Aires.
Esta ciudad que yo creí mi pasado
Es mi porvenir, mi presente:
Los años que he vivido en Europa son ilusorios,
Yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires”

Tenía tiempo Pedro Menárdez y mientras caminaba, pensaba. Por ejemplo, pensaba en aquellos que dicen no escribir “por falta de tiempo”, tan inverosímiles como alguien que alegase no beber o respirar por la misma carencia. Mientras reflexionaba en esas cosas el paseo se decidió solo:

Maipú 994
Tucumán 840
Un hotel de la calle Esmeralda
Quintana 222
Quintana 263
Pueyrredón 2190
Anchorena 1670
Bulnes 2216
Serrano 2135
Serrano 2147
Mientras dejaba atrás los domicilios de la impasible y aristocrática Recoleta que se mantuvieron prácticamente intactos, Menárdez pensaba en los motivos que podían tener aquellas mudanzas de los Borges, o los de cualquier otra familia. Generalmente las personas cambian sus casas cuando hay malas o buenas noticias en su economía o en la integración de su familia. En ese sentido, haberse ido de la céntrica Tucumán hacia los peligrosos arrabales palermitanos significaba algo. Y al llegar de Europa retornar al inhóspito Palermo una vez más, previo paso por el hotel de la calle Esmeralda, lo decía otra vez, por las dudas. Hoy en día aquella calle no se llama Serrano. Para pesar del homenajeado el actual nombre de esa calle es Borges. Don Jorge Luis temía mucho esas distinciones porque decía que el paso del tiempo podría reducir su recuerdo al nombre de una calle que tapara todo lo demás, incluso (especialmente) al poeta.

Buenos Aires, yo sigo caminando
Por tus esquinas, sin por qué ni cuándo”

Se preguntó Menárdez en cual de todos los domicilios que pasaron por la vida de Borges habrá sido menos infeliz. No tuvo necesidad de responderse, ya que el poeta lo hizo por sí mismo:

“Una manzana entera pero en mitá del campo
Expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga

“A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires
La juzgo tan eterna como el agua y el aire”



Menárdez se quedó más tranquilo. Borges está en todo Buenos Aires, incluso en los barrios que no mencionó nunca. Pero le pareció que en Palermo está un poco más, y no porque la calle Serrano lleve su nombre. Borges está más ahí porque en sus casas leyó los libros de la biblioteca de su padre. En Palermo conoció a Carriego, a Macedonio Fernández, a los orilleros. Al “almacén rosado” y al truco. En ese barrio mítico aprendió las cuatro o cinco cosas inexplicables que conforman cualquier universo. En aquellas casas que ya no existen -Serrano 2135, Serrano 2147- tal vez se encuentre el epicentro del universo borgeano. Menárdez se apersonó en ambos domicilios palermitanos para verificar que esas fincas efectivamente dejaron de existir, lo que suele hacer mínimamente una vez al año, por las dudas de que un hrönir se haga presente allí.
Inmediatamente Don Pedro se metió en un café a escribir los pensamientos que tuvo durante su paseo. No fuera cosa que la escasez del tiempo, ese falso tirano que disimula nuestra pereza y justifica nuestras obras inconclusas, le jugara una mala pasada. El agua y el aire pueden esperar un poco más pero Borges, no.


Las palabras en cursiva pertenecen a las poesías de Borges:
"Arrabal"
"New England"
"Fundación mítica de Buenos Aires"
Las fotos pertenecen a dos casas donde vivió Borges: Pueyrredón 2.190 y Anchorena 1.670.

Otras casas de Borges


Quintana 222





Quintana 263


viernes, 25 de diciembre de 2009

Un problema complicado

Cansado de llevar el problema sobre mis hombros, me metí a tomar un café al "Gato Negro". Pero como no me lo sacaba de encima, el mozo perspicaz me dijo:

- ¿por qué no deja su problema en la silla de al lado y se toma su café relajadamente?

Es que yo no sabía que se notaba tanto. Pero le hice caso y me saqué el problema de mis espaldas y lo puse en la silla de al lado. Incluso el mozo le preguntó si iba a tomar algo, y el problema le pidió un cortado.

- No sabía que se te veía, que hablabas y que además te gusta el café con un poco de leche- le dije

Mi problema no me hizo caso, lo cual tiene su lógica porque no me respeta. ¿Y como me iba a respetar si estoy obsesionado con él? Entonces cambié de táctica y contraataqué:

- ¿trajiste plata? el cortado, si no lo pagás vos, lo va a pagar Magoya. Porque yo, no.

Por primera vez mi problema me miró a los ojos, me reconoció. Creo que me respetó porque me dijo:

- vos me vas a pagar el cortado. ¿O te olvidás que soy el que no te deja dormir hace un año?
- Es verdad- le dije -pero hoy se me canta no tomarte en serio, de puro jodido que soy. Mozo! me cobra el café? El cortado que se lo pague el problema, porque se queda. Yo me voy.

Y el problema se quedó nomás en el café. Ahora está en las espaldas del mozo meterete, que espera un cliente perspicaz que le pregunte por qué no se saca su problema de las espaldas y lo sienta en alguna mesa. Con un poco de suerte, se lo enchufa a otro.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Un viejo cuentito a modo de Feliz Navidad



El era un príncipe muy especial. Por empezar no era azul sino gris, aunque en realidad de niño sí lo era, sólo que después fue cambiando de color sin saber muy bien por qué. No le gustaba eso de andar rescatando princesas huecas de castillos con dragones, como tampoco besarlas para conjurar malévolos hechizos. Mucho menos le gustaban los bailes que le organizaba su padre –el Rey- para encontrarle una novia de pies muy delicados y zapatos de cristal.
Pero su destino era ser príncipe y él no podía hacer nada, y allí cabalgaba en su hermoso corcel, armado y enhiesto, al rescate de una nueva enamorada que lo esperaba en lo alto de una torre, apresada por un dragón, no sabemos si rojo o azul.
Sucedió que el dragón no estaba en casa, a lo mejor era gris como él, así que no tuvo que desplegar su valerosa espada en lucha desigual, sólo rompió la cadena y, para horror de la amorosa rescatada, no la acompañó de regreso a su palacio sino que le indicó el camino de vuelta con una explicación distraída, y luego se echó a dormir en la cama de la torre.
Pero el dragón -que no era rojo ni gris sino azul eléctrico- regresó, y más eléctrico se puso al advertir que su presa había sido liberada por el principito.
Y como el dragón tenía gustos amplios, enclaustró a nuestro príncipe de ceniza en la misma torre y con la misma cadena, y luego de mostrarle su furia exhalando una terrible ráfaga de rayos y fuegos se echó a dormir, porque él también a veces se cansaba de ser un dragón siempre enojado.
Y ambos conversaban por las tardes, aburridos y perplejos por haberse salido del guión, hasta que una noche llegó al castillo una princesa que no era ni hueca ni aburrida, ni vestía como Blancanieves. Ella montaba un bravo caballo, y alzando su espada invitó al dragón al combate.
Pero el dragón seguía cansado de arrojar fuegos por sus doloridas fauces y se marchó sin pelear, no sin antes darle a la princesa las llaves de la cadena de la torre, porque era la última que le quedaba y no quería repararla una vez más.
Cuando el príncipe vio a su salvadora sintió fuego en su corazón, seguramente imbuído por la cercanía de su carcelero. Era hermosa. Se dio cuenta que ahora sí había llegado el amor a su vida…
Sin embargo, la princesa lo acompañó hasta su castillo custodiando su regreso, y se fue por ahí sin más. Es que el príncipe gris le parecía mortalmente aburrido.

Cuando el dragón volvió a su castillo nadie se encontraba en él. Puso agua en una inmensa olla, y con una bocanada de su fuego la dejó a punto para el té. Desde arriba de la torre se puso a contemplar sus solitarios dominios, y se dejó ganar por la tristeza. Al fondo del camino creyó ver una nube de polvo que se agrandaba. Era la princesa guerrera que volvía cabalgando de despachar a su ceniciento príncipe. Se veía amigable porque no traía su espada, así que el dragón resolvió invitarla a beber té con él. Ella no estaba segura del todo, pero la convenció de que no tenía nada que temer, por una sencilla razón: los dragones no existen.

El dragón le dijo que la vida es curiosa: el príncipe no quería ser azul, la princesa no quería esperar por ningún príncipe, y él estaba cansado de lanzar fuego por sus fauces y apresar princesas desvalidas…

La princesa lo escuchaba atenta. De repente abrió bien grandes sus ojos azules. Posesa, murmuró medias palabras ininteligibles. El dragón alcanzó a oír “conjurar”, y al rato “hechizo”. No tuvo tiempo de nada cuando la princesa le estampó un sonoro beso en su ardiente boca, y el mundo empezó a girar en su cabeza, hasta desmayarse.



Al rato se despertó. Estaba a la vera del río, y fue volando a fijarse en el agua en qué se había convertido. Sin embargo, seguía tan dragón como antes, y azul, a mayor abundamiento.La princesa estaba a su lado entristecida, pidiéndole perdón. Le dio otro beso, y nada, seguía siendo dragón.

Entonces él le ofreció dar un paseo, y remontaron vuelo. Ella jamás había volado, y el dragón le pareció muy divertido, y ambos se rieron mucho al pasar por el castillo del príncipe gris, quien los saludó melancólico desde una torre idéntica a la del dragón, aunque sin cadenas. Luego sobrevolaron bosques y montañas nunca vistos por nadie, y ella quedó subyugada por tanta hermosura.

Cuando volvieron al castillo, la princesa le dio otro beso al dragón antes de marcharse.



- No insistas, seré dragón para siempre, le dijo él.

- Lo sé, dijo ella. Y tal vez me guste que lo seas…



Cuando el dragón reaccionó, la nube de polvo se perdía en la oscuridad de la noche. Lanzó una brutal llamarada para iluminar el camino de regreso de tan exquisita princesa, y usó el último resto de su fuego para encender las velas del castillo. Y con el corazón rebosante de alegría, preparó su cena de mil perdices. Se miró en un espejo gigante y le gustó lo que vio. Para ser un animal que todo el mundo asegura que no existe, no le pareció que estuviera nada mal.





El Príncipe Gris estaba en su castillo, y vio pasar al Dragón, volando con la Princesa Guerrera. Los saludó melancólico desde su torre, que era muy parecida a la del Dragón, y se dio cuenta que ambos se paseaban divertidos. Pero no se sintió celoso, solamente estaba triste. Su padre una y mil veces le dijo que podría casarse con cualquier princesa, pero a él eso no le interesaba. El Príncipe de Ceniza no quería ser un Príncipe Azul, mucho menos un Rey, y tampoco un Guerrero, y en el castillo otra cosa para él no había. ¡Era el heredero de Su Majestad! Todo lo que ocurría en el palacio le aburría, pero el problema es que no sabía qué quería ser.
Entonces decidió salir a dar una vuelta por la ciudad, sin caballo ni pajes. La gente del reino era muy pacífica y nadie lo molestaría. Y así fue que en su paseo vio a hombres y mujeres practicando oficios para él desconocidos, y artesanos que hacían maravillas con sus manos. Y todos eran muy, pero muy pobres. Y sin embargo les sobraba algo que en su castillo escaseaba: la alegría.Se maravilló con las obras de un creador llamado Benvenuto, de risa fuerte y manos milagrosas.

El artista fingió no reconocerlo y le ofreció una copa de vino que le sirvió su hija Iara, y bebieron gustosos mientras le mostraba sus diversos trabajos. Pero el príncipe no estaba interesado en llevarse nada, sólo quería quedarse y aprender. La sencillez del ambiente lo había eclipsado. Desde ese encuentro y para perplejidad de su padre, comenzó a ir todas las mañanas a la casa del humilde Benvenuto, a aprender con el maestro. Y le gustaba retratar, a veces muy bien y otras no tanto, a la gente que veía en la plaza o en el mercado del pueblo. También pintaba las artesanías, frutas o pasteles que ofrecían.
Y un buen día notó que sus ropas estaban completamente manchadas de los colores que tenía en su paleta: rojos, blancos, amarillos, verdes, marrones, celestes, anaranjados y turquesas. Ya no era un príncipe gris, pero tampoco azul. Lanzó una carcajada como no lo había hecho jamás, y salió corriendo con Iara para mostrarle la transformación a su padre. Y mientras atravesaba el pueblo, la gente comenzó a exclamar a su paso:

¡Qué viva el Príncipe! ¡Qué viva el Príncipe!
¡Qué viva el Príncipe Multicolor...!
El era un príncipe muy especial. Por empezar no era azul sino gris, aunque en realidad de niño sí lo era, sólo que después fue cambiando de color sin saber muy bien por qué. Y ahora, que era multicolor y supo la razón, se sintió dichoso.





Quiero desearles a todos ustedes la mejor navidad del mundo. Tal vez es cuestión de proponérselo. Nada sofisticado, podemos intentar estar con quienes queremos estar y pensar en todo lo maravilloso que tenemos. ¡En lo que todavía no hicimos y seguro que podemos hacer! Empecemos por tratar de cumplir los sueños pequeños...

Como saludo elegí estos cuentos que algunos de ustedes recordarán, y en esta ocasión vienen acompañados por los hermosos dibujos de Virginia Piñón
Gracias Virginia!
Feliz Navidad!

domingo, 20 de diciembre de 2009

Lo que ellas quieren

Si pudiera adivinar
Cual es tu canción preferida
El café que querés conocer
La poesía que te duele
El perfume francés que deseás
La charla que no tuviste con nadie
El paseo que jamás olvidarías
El lugar exacto de tu cuerpo que te hace temblar
La palabra que esperás en el oído
Lo que estás pensando ahora mismo.

Si pudiera saber todo eso de antemano
Sin necesidad de preguntarte o descubrir
Estoy seguro, no tengo dudas que jamás
Te enamorarías de mí.




viernes, 18 de diciembre de 2009

La noche anterior

La noche anterior estuvo brillante. Dejó de lado su habitual hosquedad y fue el alma de la fiesta. Bailó con ellas, bromeó con ellos, jugó con los pequeños, charló con los viejos. No bebió tanto, no se le puede echar la culpa al champagne. Al amanecer volvieron a casa. Estaban agotados pero duraba la efervescencia, así que hubo festejo después de la fiesta. Esta vez ella se durmió primero. Él encendió un cigarrillo y se fue a fumar al balcón. La luz del sol comenzaba a lastimar los ojos dormidos. Fue al baño y se miró al espejo. Hacía rato que no se detenía más que para afeitarse, porque el pelo se lo acomodaba con los dedos. Se detuvo en algunas arrugas. Tocó el surco en las mejillas. Pero no estaba mal lo que le devolvía el vidrio. Eso sí, no reconoció sus ojos. Rodeados de tristeza, en el abismo del iris había un dejo de rabia, de vida. Se preguntó si eso era suficiente. Se dijo que no, así que cerró la puerta con llave.

Un rayo de sol no estuvo de acuerdo y rebotó rabioso contra el espejo.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Wernicke

En esta ocasión El Hurgador de Libros tenía un objetivo determinado. Por causa de una charla, unos amigos recién conocidos, una biblioteca, una cálida cocina. Un tinto de López. La historia apenas develada de un escritor que El Hurgador conocía de nombre pero no había leído: Wernicke.
Abelardo Castillo ya avisaba desde su colección llamada justamente “Los Recobrados”:
“Demasiados libros que nos parecieron inevitables o eternos, un día desaparecen de los estantes de las librerías y de los catálogos editoriales”Y así fue que El Hurgador empezó a preguntar en librerías de viejo, y nada. En las modernas aparecía justamente la edición dirigida por Castillo, pero había que encargarlo porque entregan pocos. Lo que no puede esperar es el deseo, sabe El Hurgador, y siguió caminando.
A esta altura del sábado sólo podía salvarlo El Ateneo Grand Splendid, la más hermosa librería de Buenos Aires que únicamente está llena de aire. Al menos eso piensa El Hurgador, porque nunca, pero nunca, lo sacó de un apuro. Sin embargo con su inquebrantable tozudez hacia allí fue y en el sector de autores argentinos, operó el pequeño milagro:

“Desperté bruscamente, totalmente lúcido.
Era imposible demorarse en la inconsciencia: la mañana estallaba en la ventana de la piecita y me había penetrado el cuerpo cuando apenas entreabrí los párpados.
"Me senté en la cama apoyando la espalda en los duros barrotes. La luz invadía la reducida habitación y su impertinente desenfado señalaba los más graves defectos de mi vida: soledad, desorden, pobreza. Sábanas arrugadas y sucias. Ropa en el suelo. Una botella de vino, vacía. Un libro abierto y manchado. Puchos de cigarrillos.
Estigmas de una noche como tantas”

“La Ribera”, de Enrique Wernicke. La editorial tiene un nombre apropiado: Capital Intelectual. El Hurgador se va ya mismo a buscar algún bar, a leer. Porque hay libros que preparan minuciosamente el escenario. Un encuentro inesperado, una casa con escaleras o una botella de vino tinto son las delicadas trampas que nos tienden para ser leídos.




viernes, 11 de diciembre de 2009

Apreturas de un amor apopléjico (corte final versión europea)

Damas y Caballeros, hemos llegado a un acuerdo con la Warner, La Iglesia Española, los Sindicatos Checos y la Mafia Rusa.


Retiramos las escenas explícitas para calmar la iracundia eclesiástica; sacamos la canción china que la Warner defendía con uñas y dientes; cambiamos algo del principio, una parte del nudo y prácticamente todo el desenlace; las palabras finales de Tiger Woods pidiendo disculpas tampoco están y Recúpero aparece vestido.
¡Pero el espíritu del video está intacto!
Con Ustedes, el Segundo Poema Mortal de Recúpero. Si necesitan llorar, pueden hacerlo sin culpa ni verguenza.


La Menor Idea Multimedia & Co., siempre un paso adelante.


Apreturas de un amor apopléjico...¡La película!

martes, 8 de diciembre de 2009

Los Muertos

¿Sabés cómo me di cuenta que estoy muerto? Porque no siento nada. No se siente nada. Incluso ahora, que me doy cuenta que no siento nada y estoy muerto, no siento nada.
No sé donde estoy, pero no huele a tostadas. No hay luz ni oscuridad (la nada no tiene color); no hay risas, ni mucho menos pájaros.
La muerte es no eso. Es nada. Ni siquiera la esperanza del dolor, que nos hace desear su final. Sé que ahora llega uno nuevo y extrañará su cuerpo, pero no llorará. Es que no puede. Y de inmediato lo invadirá nuestra nada. Es raro acá. El tiempo no pasa, no es más que un segundo eternizado. Nadie se explica bien qué eran el mañana o el ayer. Sin embargo hay recuerdos. De una tarde de otoño, por ejemplo. De los padres. Pero es como si fueran las fotos de un extraño. Uno las mira por cortesía o aburrimiento: el tipo con su esposa; el tipo con sus hijos; el tipo en el mar. El tipo es uno pero parece otro. La esencia de la mortalidad y de la inmortalidad es la misma: poder imaginar una mañana postrera o eterna. Aquí nos está vedado imaginar cualquier cosa, entonces no somos mortales ni inmortales. Somos nada, como el hueco de un ascensor, como una concavidad inútil. La otra vez vino una chica y dijo que sentía olor a chocolate. Debe haber estado loca. Ni siquiera huele a tierra húmeda o a madera podrida. Pero no te preocupes. Es que a veces me está permitido hablarte en sueños. Todo esto no será más que una mala noche de visiones confusas, olvidadas al amanecer. Eso sí, tal vez te despiertes con la boca seca, empapado por una extraña fiebre. Pero no te preocupes. No es nada.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La fiesta del C.E.O.

Hay tipos que lo intentan. Digo, escapar de su destino de no ganadores. Se visten más vistoso de lo que deberían, buscan un auto más caro que donde viven. No revelan su pasado de tipo común cuando juegan en las grandes ligas, porque les resulta vergonzante. Y allí salen a ganar. O a intentarlo, escondiendo algunas cartas. El personaje del día casi lo logra. Empezó bien en un buen trabajo, empezó bien con la hija del dueño. No hablamos de amor, ¿de acuerdo? Hablamos de inversiones. Lástima que en la mansión del jefe/suegro el mozo que servía el champagne era un amigo de la infancia. No tuvo mala intención, se le escapó involuntariamente el ¡Hola Hormiga!
Porque a nuestro casi chief executive officer en su barrio le decían “Hormiga”.
Y eso, en esa mansión y en esa empresa, no tiene retorno.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Reconocimiento


La Señora le pidió al Detective que la acompañara a reconocer el cadáver. Seguramente era su esposo, lo encontraron dentro del auto. Un infarto. Pero no tenía el coraje suficiente para ir sola. Además le entregarían el vehículo con sus efectos personales. Y asunto terminado. El Detective sólo tenía que jugarla de secretario, chofer y hombro donde llorar. Ese sería todo el “trabajo”. El primer impacto de la esposa fue ver en la guantera del auto la caja del maquillaje, al lado de la pistola. Se repuso de inmediato, sabía que tenía alguna historia por ahí porque salía todas las noches. El asunto se complicó cuando vio que era su esposo el que se maquillaba. Y mucho más. Parecía Marilyn, sólo que corpulenta y despatarrada en la camilla de la morgue. El Detective se apartó para encender un cigarrillo, distraído. Durante el regreso no cambiaron palabra alguna. Eso sí. La Señora le pagó el doble. Igual no hacía falta. El Detective se olvida de todos los trabajos inmediatamente.

jueves, 3 de diciembre de 2009

La chica del bar

Harta de borrachos que le hablan
de amor
Para tener sexo
La chica del bar
(la camarera)
Se inmunizó
Incluso contra chicas
Que le hablan de sexo
Para tener amor.

Son las cinco, ya termina
En lo único que piensa es que
su chico
No la espere despierto
en la cama.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Lecciones para escribir "El Cuervo" como Edgar Allan Poe


Muy de vez en cuando (hacía rato que no sucedía) escucho o leo a alguien decir que Poe escribía como escribía por el efecto que provocaba en su mente el consumo de opio y alcohol.
Creo en el valor verdadero de la palabra escrita y si alguien escribió una cosa como esta, seguro que ha de ser cierta.
Pero como para un científico la comprobación empírica lo es todo, durante quince días me dí a la bebida en forma desenfrenada. El opio me costó bastante obtenerlo, como entenderán, porque no estamos en el siglo XIX y en Argentina no es ni libre ni fácil. Pero una vez que mi amigo Juan/Wang me lo consiguió, me lo embutí conjuntamente con todo el ron del que fui capaz, lapicera en mano y papel en mesa.
Tristemente debo confesar que no me salió ni “Un entierro prematuro” ni “El Gato Negro” ni mucho menos “Ligeia”Me pregunté qué pudo haber fallado, porque escribí las mismas tonterías a las que estoy acostumbrado, sólo que más ilegibles y más olvidables.
Entonces, en un servicio a la comunidad y partiendo de la premisa de que el alcohol y la droga convierten en artista a cualquier idiota, redoblé la apuesta por Ud., querido lector émulo de Poe, que quiere escribir tan brillantemente como él y no sabe qué le falta. Por favor, tome nota de algunos detalles adicionales que lo llevarán sin dudas a la fama.
Son las…

20 Lecciones para escribir “El Cuervo” como Edgar Allan Poe
1) Nazca en Boston pero críese en el sur de los Estados Unidos. Preferentemente, intente que esto ocurra en el siglo XIX (no excluyente)
2) Quédese huérfano a los tres años.
3) No sea adoptado jamás. Viva con un matrimonio que lo tenga temporariamente por espacio de veinte años, mientras a su hermana de sangre la recibe otra familia.
4) Sea criado por una nodriza negra (esencial para escribir cuentos de muertos o aparecidos)
5) A los cinco años lea magazines escoceses e ingleses que abran su mente e imaginación.
6) A pesar de que nadie lo quiera tanto como para adoptarlo legalmente, consiga una muy buena educación escolar. No desdeñe lo que pasa en las calles de su ciudad, Richmond preferentemente.
7) Escuche de primera mano historias contadas por capitanes de veleros. Podrían servirle para escribir relatos como “Manuscrito hallado en una botella”
8) Viaje a Inglaterra y Escocia siendo un niño aún. Sienta los rigores de esa educación escolar.
9) Peléese a muerte mil veces con su casi padre adoptivo. Ame sin condiciones a su casi madre adoptiva que también lo ama a Ud.
10) Domine y traduzca las lenguas clásicas.
11) Vaya a la universidad pero un año solamente porque su casi padre adoptivo no le da un centavo de más.
12) Por el mismo motivo, al regresar derrotado de la universidad, váyase de su casi casa paterna.
13) Hágase soldado y luego inscríbase en West Point.
14) Harto de la vida militar, hágase expulsar ex profeso de la famosa academia solamente para no violar el juramento iniciático.
15) Viva en la pobreza más absoluta intentando ser el primer escritor de los Estados Unidos que intenta vivir exclusivamente de lo que escribe.
16) Cásese con su prima de 13 años que nunca madurará del todo, y jamás la abandone.
17) Vístase siempre de negro.
18) Lea todo lo que encuentre por ahí, sistemáticamente.
19) Búsquese una granja en las afueras de Nueva York. Asegúrese que la finca tenga un busto de Palas Atenea (es un excelente lugar para escribir la ansiada poesía)
20) Luego de perder a su madre, pierda a su casi madre y a su esposa.

Querido amigo, ya está en condiciones de escribir “El Cuervo”. Recuerde que también debe recitarlo de este modo:
“Las damas, sobre todo, estaban fascinadas oyéndolo hablar. Edgar lo hacía admirablemente, seguro de sí mismo, pisando, por fin, el terreno que durante tantos años había tanteado. Su conversación…alcanzaba a veces una elocuencia casi sobrenatural. Modulaba la voz con asombrosa destreza y sus grandes ojos, de variable expresión, miraban serenos o infundían una ígnea confusión en la de sus oyentes, mientras su rostro resplandecía o manteníase inmutablemente pálido, según que la imaginación apresurara el correr de su sangre o la helara en torno al corazón. Las imágenes que empleaba procedían de mundos que un mortal sólo puede ver con la visión de un genio…”

Ahora, claro está, debe beberse de un trago un vaso de ron y probar con el láudano…

¿Que no escribió El Cuervo? Lo siento muchísimo. A lo mejor no era como leí por ahí. Tal vez hiciera falta una insignificante pizca de talento que nada ni nadie se lo puede dar.

“Si un hombre que sólo sabe hablar de bueyes se convirtiera en tomador de opio, lo más probable es que sueñe sobre bueyes”Thomas de Quincey, “Confesiones de un opiómano ingles”


Hoy a mi puerta un pájaro trinó,
pero abrí
y una sombra se echó a volar.
Hoy recordé a Edgardo,
aquel señor fumador
de amapolas, que era juglar.
//
Hoy haré una página celeste,
trovadicta, trovardiente.
Hoy cantando solo con la luna,
ya que se hizo puta la fortuna.
Hoy me trovaré para alegrarme,
como Edgardo, sin alarde.
Silvio Rodríguez, "Trova de Edgardo"


Los datos biográficos fueron obtenidos de las Narraciones Extraordinarias de Edgar Allan Poe, traducidas por Julio Cortázar.










domingo, 29 de noviembre de 2009

Un café en Barracas

Hay un mundo inabarcable para Menárdez. Un mundo que es un país, una región, o un universo, según quien lo descubra. Deliberadamente lo omitió por años, no pensó en él. Y sin embargo siempre estuvo ahí, esperándolo.
Hubo de suceder ese descubrimiento inevitable en la madrugada, cuando la semioscuridad nos revela la monstruosidad de las cosas, pero no en una quinta sobre la avenida Gaona (en Gaona ya no hay quintas de veraneo ni vive nadie, sólo deambulan grises vehículos buscando la autopista) sino en un bar de Barracas, mientras tomaba un café esperando que pase la tormenta. Observó que el sobre del azúcar decía

“Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de los hombres”

La espantosa frase era inapropiada. Resulta evidente que no se trata de una sentencia hecha para agradar o para dejar un pensamiento breve, positivo, durante la ceremonia del café. Y sin embargo estaba allí. Distraídamente, Menárdez se acercó al mostrador de estaño, hasta la caja que contenía los sobres de azúcar. Ya sabía que ningún otro repetiría la temible frase, pero era menester comprobarlo. Y así fue. Entre los cientos de sobres no había uno igual al primero.

Se volvió a sentar y pidió otro café. El sobre de azúcar que lo acompañaba decía

“La metafísica es una rama de la literatura fantástica”

Menárdez comenzó a entender la naturaleza de las sentencias. Alguien le indicaba que piense en aquel cosmos, el incomprendido, para salvarlo. Quizás si él recordase un tomo de una antigua enciclopedia todo ese universo que hace muchos años se conoció como "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", no fuera olvidado definitivamente. Pero Menárdez no tiene madera de elegido, él lo sabe. Tenía que haber algo más, algo que lo involucrara de otra manera. Quizás la clave le sería revelada con el postrero café.

El sobre decía:

“Los hombres mortales son capaces de concebir un mundo”

Pensó Menárdez que tal vez no le fue indicado recordar ese mundo concebido por otros hombres para salvarlo, sino a la inversa. Tal vez recordando ese cosmos de tigres transparentes y torres de sangre, sus habitantes pudieran pensar en un hombre tomando café.
Al fin y al cabo Menárdez nunca fue otra cosa que el recuerdo de un recuerdo, inventado por un señor que lee en un hotel de Adrogué, afligido por el gran espejo que adivina su figura en la sala taciturna.



Los textos en cursiva pertenecen a "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", de Jorge Luis Borges.
Si alguien nunca vio sobrecitos de café como los que aquí se cuentan, encontrará uno en los laterales de la izquierda, abajo.



sábado, 28 de noviembre de 2009

De cómo dos traducciones fallidas de la “Historia del Concilio de Trento” del Padre Sarpi me permiten concluir que Dios es conservador.

Cuenta James Boswell en su “Vida de Samuel Johnson” que el en aquel entonces ignoto y pobre escritor inglés le propuso al editor de The Gentlman's Magazine la traducción de dicha obra del original italiano, a la cual le sumaría una vida del autor y notas teológicas, históricas y críticas, con tanta mala suerte que, apenas publicados algunos capítulos de dicho trabajo “se dio el caso, por extraordinario que pudiera resultar, de que otra persona que atendía por el nombre de Samuel Johnson, bibliotecario de St. Martin in the Fields y cura de la misma parroquia, había emprendido idéntico trabajo con el patrocinio del clero”
Es por ello que se produjeron “escaramuzas de poca monta” entre los homónimos rivales y luego de destruirse mutuamente, ninguno de los dos traductores siguió con el trabajo iniciado.



Superstición por la estadística

Me preguntaba cuantas posibilidades había de que ocurriera lo que ocurrió, es decir que dos traductores se llamaran Samuel Johnson y quisieran traducir en un dieciochesco Londres la “Historia del Concilio de Trento” del Padre Sarpi. Por empezar, el primer dato que obtuve fue que en la Inglaterra de aquel entonces había seis millones de habitantes. Es cierto que Johnson parece un apellido muy común, siendo que significa “hijo de John” Por otra parte Samuel quiere decir “al que Dios escucha” o “nombre de Dios” y también era y es un nombre común. Y que si bien hubo un auge de traducciones en la Inglaterra de aquel entonces lo cierto es que en pleno siglo de las luces el 70% de la población europea era analfabeta. Por otra parte, si bien la bibliografía que existía en ese momento sobre un concilio tan importante era copiosa, lo cierto es que Sarpi, siendo un enemigo de la Iglesia Católica y estando su historia del Concilio incluida en el Index librorum prohibitorum, tenía que ser un personaje interesante para los ingleses.


Malas noticias: Dios es conservador
Pero aún así, que dos Samuel Johnson quieran traducirlo a la vez, me parece que es un desafío a las estadísticas que puedo atribuírle carácter metafísico: a contrario sensu de la etimología del nombre de los traductores, Dios no quiso escuchar a ninguno de los dos Samuel decir que un Papa que elabora listas de libros prohibidos no puede ser bueno. Lo cual me lleva a una conclusión escalofriante. A Dios le gustan los papas como nuestro querido Benedicto XVI.

Consultas
Vida de Samuel Johnson, de James Boswell
http://html.rincondelvago.com/la-primera-fase-de-la-revolucion-industrial.htm
http://significadodelnombre.net/samuel.html http://www.misabueso.com/nombres/nombre_samuel.html
http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/5577/1/RAEI_01_07.pdf
http://es.wikipedia.org/wiki/Ilustraci%C3%B3n
http://es.wikipedia.org/wiki/Paolo_Sarpi

Imágenes: Paolo Sarpi y uno de los dos Samuel Johnson

Volviste

En realidad te fui a buscar
(querías mi deseo)
El jovencito que te hizo el tratamiento
Llamémosle Frank Eistein
Dice que estás perfecta.
Y la verdad es que así te noto
Renovada
Aunque sospecho de vos, de tu constancia.
Porque me parece que volverás a las andadas
Y me quedaré solo

Una vez más.





domingo, 22 de noviembre de 2009

La impaciente hora del poeta está llegando: Recúpero y su Segundo Poema Mortal



¿Quién es Francis Oliverio Recúpero? ¿El héroe derrotado con un artero pisapapelazo en la Sociedad Argentina de Escritores una fresca tarde de 1.928? ¿El asceta solitario que espera y desespera el imposible retorno de Horacio Quiroga a la choza compartida por décadas? ¿El más grande Poeta Maldito Argentino, título que no se ensombrece por el hecho de ser el Único? ¿O acaso es un impostor de pasado inventado por burócratas de la pérfida industria editorial, tan sedientos de fama como de fortuna? ¿Por qué sigue en la selva luego de ochenta años? ¿Qué lo retiene allí?




Estimados lectores:


Siguiendo sus pasos desde el barrio de Tapiales hasta la provincia de Misiones, en un viaje más enigmático que el éxodo judío, incluso que el éxodo jujeño, La Menor Idea intentará develar sino por sus actos, al menos por sus letras, los interrogantes que envuelven al enigma más inextricable desde que se puso en tela de juicio la existencia del mismísimo Guillermo Shakespeare: la verdadera historia del otro Gran Bardo de la Poesía Mundial de Todos los Tiempos Pasados, Presentes y Futuros. Recúpero.


Hoy presentaremos en exclusiva al Segundo de los Poemas Mortales, integrante de la Suma Docena Recuperana e intitulado: "Apreturas de un amor apopléjico":






Cuando la muerte se aposente en este mundo


No temeré más que por el fin de nuestro amor


Conmigo estarás tú


¡Querida mía!




Cual apotema, directa a mis sentidos


Apósito del alma


Apostadero




Pues ni Apolonio de Atenas


Ni el de Pérgamo


Tampoco el de Rodas, o el de Tralles


Han advertido la muerte


Que es la vida sin tu amor.




Aportillaste mi alma.


Sobre apriscos desolados,


apoteosis




¡Qué aporía!


Sólo apraxia da tu ausencia


Aposentado en tu regazo soy feliz




Apologéticas palabras te dedico


Y apostrofo a los apóstoles del mal


Apoquinen sus culpas ¡desalmados!


¡Que ya me apresto a desnudar mi corazón!




Coro de Ninfas:
Si llegare la muerte en este instante…
¡Feliz la acepta!
Es que la vida
¡todo se lo ha dado!










Análisis psicoliterario a cargo de Pedro Virgilio Oliveiro. Filólogo. Talabartero. Asesino a sueldo.




¿Qué tenemos aquí? No estoy seguro, pero es brillante. A mitad de camino entre el romanticismo y la ingesta de las Flores del Mal, Recúpero nos regala justamente una florida, una pirotécnica loa a la amada cuyo nombre deliberadamente omite, tal vez por tratarse de un amor prohibido, como era tan común en la selva misionera de la década del treinta.


El vate exhibe su versatilidad, y con un profundo conocimiento de la lengua castellana superpuebla de rimbombantes epítetos a la mujer innombrada (¿tal vez Jéssica, la india guaraní? ¿tal vez un Quiroga sublimado?)


Otra posibilidad que nos permite este opus claustrum es que Recúpero, presa de un ataque de pánico de página en blanco, se haya detenido en una llena, más exactamente en la página "Apolodoro de Damasco/aproximar" del "Diccionario Enciclopédico Ilustrado" que sin solución de continuidad nos encolumna a los Apolonios de Atenas, de Pérgamo, de Rodas y de Tralles, como así también las voces "apologético", "apoplejía", "apoquinar", "aporía", "aportillar", "aposento", "apósito", "apóstol", "apostadero", "apotema", "apoteosis", "apostrofar", "apraxia", "aprestar", "apretura" y "aprisco", que resultan tan a gusto del críptico estilo del poeta. A esta última teoría adhiere un envidioso Alexis Jacinto Luque y Ortiz, por ejemplo, quien desde su columna en "Gentleman s Magazine" asegura que Recúpero es simplemente un pelmazo y un farsante, o por decirlo a la francesa siendo que de poetas malditos se trata, de un "bluff" (1)


Por mi parte, no puedo más que colocarme en las antípodas de esa corriente. ¿Cómo calificar sino de brillante esa aproximación al oxímoron que es "Sobre apriscos desolados, apoteosis", aproximación que no llega al ansiado destino pero que sin embargo (o tal vez por ello) es épica?




Estimados lectores, estoy dispuesto a arrojar mi reputación literaria, incluso mi honra personal, a los perros de la desverguenza si la hora del poeta lo reclama. Pero gritaré aquí, en todas las tribunas del orbe e incluso en todas las fondas donde sirvan el vino que tanto me gusta, que Francis Oliverio Recúpero es un genio. Incluso, por encima de un Pedro Aníbal Mansilla.






Nota del editor


(1) "Bluff" en realidad es una voz inglesa, pero no es bueno contradecir a Pedro Virgilio Oliveiro cuando está inflamado por la pasión y la bebida. Además, en esas circunstancias, no escucha a nadie.

viernes, 20 de noviembre de 2009

2 x 1 desde algún lugar de Buenos Aires al que llamaremos "N"

El malentendido


El tipo dijo "a"
Y una entendió "b"
Otro interpretó "x" y dijo ¡sexista!
Aquella sospechó "h" y lanzó ¡cobarde!


- Pero...¿qué pasa con todos? ¡si yo dije "A"! (gritó)
La primera entendió "zzz" y se durmió
El Psico Otro desentrañó "abcdefg" pero le erró
Aquella imaginó una barriobajera "ñ" y se alejó.


- Yo entendí "a"...dijo Alma Bonita
El tipo la invitó a "o" y ella aceptó
Ahora son gemelos corazones doble "l"
Una ordenó un "shhhhh" lleno de envidia
Otro supuso libidinosas triples "x"
Y aquella se plantó en "H"
triste y muda


Al tipo no le importó
Es que él y Alma Bonita sólo piensan en ser "2"


Y eso, puede entenderlo cualquiera




El perro
Soñé con un gran perro que en dos saltos
Trepaba a un árbol y en la copa
Arriba de las hojas
Asomaba la cabeza y reía.
Quise tomarle una foto pero
-no sé por qué-
No podía.
El perro me observó desde lo alto
Seguía riendo
Y bajó en dos trancos
Luego se fue por sus dominios


Ahí desperté y junto a mí
Mi gata me miraba, celosa.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Marceleces (por fallecimiento)


Estimado Lector:
Con pena quería comunicarte que mi computadora ha muerto. Un jovencito de amplia sonrisa que pretende engañarme diciendo que no es un Dr. Frankeinstein del SXXI, asegura que en unos días me la dejará como nueva. Pero no le creo. Me parece que quiere llevársela por las dudas haya un anillo de brillantes en su interior.
De manera tal que he suspendido mi visita diaria a tu blog en búsqueda desesperada de actualización. ¡No te preocupes! Ni bien venda algunos muebles que no utilizo mucho (la cocina, la máquina de herramientas, algunos órganos de mi cuerpo que prefiero no mencionar) me compraré una nueva para ponerme al día con lo tuyo.
Para salir del paso te dejo algunas marceleces. Por favor no me olvides. Y si me olvidas, que Papá Ratzinger custodie tu alma eternamente.


OSITOS CARIÑOSOS GOEBBELIANOS I:

Hazte el bueno, hazte el bueno que algo queda...



Leyenda rupestre encontrada en la Isla de Pascua
Estimado visitante que llegas volando desde la blogosfera: entra, estás en tu casa. Pero eso sí. No esperes que por ello me sienta obligado a devolverte la visita. Unicamente lo haré si tengo presencia de ánimo, salud y alegría por la lectura. No temas! Que yo no te exigiré que vengas aquí cuando te visite.



Scarlett y yo
No me parece tan difícil de entender! Sólo somos amigos.


Fe de erratas maradoniana
Donde dije "chupen" quise decir "festejen la clasificación bebiendo"; Donde dije "mámenla" quise decir "ámenla" (a la selección argentina)

Profesión de fe
Creo en la edad de las mujeres, pero con límites. Si una abuelita me asegura que tiene 16, sospecho.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Qué profundo es su amor (final)

Todo marchaba a la perfección. El Cirujano esperaba su momento detrás de la corona que decía “Tus compañeras de la escuela San Carlos” El Enano se estaba aproximando al féretro. El color de su rostro pasaba de la lividez al rojo furioso y sus ojos tenían un brillo mortal. Parecía Linda Blair a punto de comenzar su show ante el cura joven del Exorcista. El Zurdo estaba en el cuarto de al lado, y no pudo reprimir su sonrisa ante la locura que explotaría en un instante, locura que él había imaginado y organizado. Pero recordó que en sus planes siempre hay un momento de zozobra, en que parece que se va a arruinar todo. Se preguntaba si aquí también ocurriría lo mismo.

- Hola Zurdo! No sabía que eras amigo de la familia. O sos pariente de la finada?

No tuvo que darse vuelta para saber que la voz que salía detrás de la cortina de humo de cigarrillo, de adentro del piloto y de debajo del sombrero era la del Detective, que le sonreía mientras bebía whisky oculto en una taza café. Sintió que un frío se apoderaba de sus piernas.

Por decir algo le soltó:

- estás trabajando?

-Vine a acompañar a Sandy. Era amiga de la Señora. A veces se tomaba un whisky en el VIP de su bar, discretamente, sin que su marido lo supiera.

No hubo más tiempo para la charla. Un ¡¡¡POBRECITAAAAAA!!! gritado como si fuera el día del Juicio Final, llevó la mirada de todos al cajón. El Enano estaba colgado de la muerta, dando patadas en el aire, en un evidente ataque de dolor ante la inexorabilidad del fin. Los guardaespaldas del viudo demoraron una eternidad en salir del estado de shock. No atinaron sino unos segundos más tarde en tratar de sacar al pequeño loco que lloraba y decía ¿¿¿POR QUÉ TE MORISTE??? ¿¿¿POR QUÉ TE MORISTE??? El viudo estaba horrorizado, porque además no conocía al desencajado que le hablaba a su esposa. Incluso sospechó si el pequeño no tendría algún vínculo “diferente” con ella. Cuando reaccionaron, dos de los grandotes tomaron el Enano de sus piernas y comenzaron a tirar de él.

- ¡¡¡NOOOOOO!!!

- ¡¡¡NOOOOOO!!!

Y allí vino el desastre. Aferrado a la mortaja, el tironazo se llevó puesta a la muerta y el féretro se cayó de las cuatro columnas que lo sostenían. La situación fue dantesca. Las ancianas que estaban cerca comenzaron a santiguarse. El viudo no lo soportó y se fue al cuarto de al lado. Todos los guardaespaldas estaban desenredando al Enano, que además daba fuertes puñetazos. En el tumulto y con el detective detrás, el Zurdo no vio al Cirujano. El plan fue tan bueno que ni él, que lo había trazado, tuvo tiempo de ver al ejecutor. Apenas alcanzó a ver una sombra saliendo por la puerta principal. Lo habría hecho?


La calma se había recuperado. Incluso le habían acercado un vaso de agua al Enano. Todo el mundo estaba impresionado con él, por la muestra de amor, cariño o lo que demonios fuera que tenía con la occisa.

- Veo que trajiste invitados. Al Enano lo conozco, y si no me equivoco, ese que salió con delicada prisa era el Cirujano. Verdad Zurdito?

- Si querés yo te doy…

- Olvidate! Ni siquiera quiero saber qué se llevaron. Yo soy Detective Privado, no policía. Y acá estoy acompañando a Sandy. Eso sí, lo que sea que te estás llevando, no lo liquides rápido. Porque si el viudo se da cuenta y me contrata para que lo recupere, me lo das en un minuto. Está claro?

- Por supuesto, Detective.

El velorio estaba llegando a su fin. Un tipo parecido a Vincent Price dijo lo de siempre:

- Por favor, familiares y amigos, ¿pueden tomar el féretro de las manijas?

Fuera de libreto y con pasos cortos, alguien se adueñó de la última de la izquierda. Los siete portadores estaban desparejos, y el cajón quedaba ligeramente ladeado.

- Una mirada espantada del viudo fue suficiente esta vez, y de inmediato dos gigantones despojaron al Enano de la manija de bronce.

- Por qué no puedo llevarla… ¿¿¿ POR QUÉ NO PUEDO LLEVARLA??? dijo el Enano mientras cruzaba un derechazo sobre el ojo del urso que estaba más cerca de él.

El Zurdo ya iba a ganar la calle, pero aún tenía dudas sobre la parte del Cirujano, si habría podido hacer su trabajo. Es que el Enano se había pasado, como siempre, y a lo mejor no pudo. El féretro era de esos que tienen un pequeño visor a la altura del rostro, y al Zurdo se le dio por darle una ojeada, buscando alguna clave. Extrañamente, la cara no tenía rigor mortis. Tenía como una pacífica semi sonrisa. No había dudas. El Cirujano había pasado por allí.


A Miralunas, que con muñeca perspicaz suele adivinar cosas.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Qué profundo es su amor

El dato lo trajo el Colorado, el pibe que trabaja en la funeraria. El millonario del barrio pidió estar un segundo a solas con el cadáver de su esposa, antes de que lo prepararan. Fueron unos minutos, pero el Colorado lo espió. El tipo sacó una alhaja de la cajita y la metió en el féretro.

- Se la colgó del cuello?- preguntó el Zurdo

- No, era un anillo. Brillaba como loco, nunca ví algo igual.

- Se lo puso en el dedo- afirmó el Zurdo

- No…

- Qué hizo con el anillo? Me estás cansando nene, si no me decís donde lo puso te surto.

- es que se lo puso en la….en la….. Abajo.

- De verdad? Te fijaste bien? Qué profundo es su amor! Y donde la entierran?

- En la mansión de la familia, en el jardín…No se puede hacer nada! El tipo anda rodeado de guardaespaldas y el predio tiene mil alarmas. Y acá en el velatorio habrá mucha gente cerca del cuerpo…Qué le vamos a hacer? Imposible!

- No es imposible si lo hacemos bien. Eso sí, tenemos que llamar al Enano y al Cirujano. Ya se me está ocurriendo algo…

Antes que nada vamos aclarar los tantos. Al anillo lo hago guita yo, y de lo que me den lo dividimos en cinco partes.

- Pero somos cuatro, Zurdo- dijo el Enano

- Enano pelotudo, si empezás así te pego una volea y salís planeando. Lo único que vas a hacer vos es quilombo, y eso te sale bien. Pero lo tenés que hacer en el velorio, no acá. Se reparte así: una parte para el Colorado, otra para el Cirujano, otra para vos y dos para mí. Y al que no le gusta me lo dice y se baja ahora mismo. A quien no le gusta?

- ….

- Bien. Colorado, tenés que hacernos pasar a los tres. Hay circuito cerrado donde está el cajón?

- No, porque nadie sabe lo que le puso. Menos yo…

- OK, tu parte termina ahí, entonces.

- Enano, vos te acercás al ataúd y hacés un show de los tuyos. Pero tiene que ser completo. Patadas, llanto y gritos, un acceso total, porque tenés que conseguir voltear el cadáver. Ahí entra el Cirujano…

- Por qué te dicen cirujano?- dijo el Enano

- Por la mano de oro que tengo con los autos, las cerraduras, las cajas fuertes y las mujeres. Las vivas, claro…

- Te animás? Tendrás unos veinte segundos para abrirle la mortaja, sacar el trofeo de adentro del trofeo y dejarlo mínimamente igual. Qué decís?

- Que lo intentaré, Zurdo.

- No, tenés que decir que lo harás.

- Lo haré

- Y vos que hacés, Zurdo? Dijo el Enano.

- La puta que te parió Enano, me tenés podrido. Pienso! Pienso! Tomátelas!

- No, está bien. Me callo la boca…

- OK, todos a las 12 de la noche, en Casa Vivas, Servicios Fúnebres.


Vocabulario:

Hacer guita: vender

Quilombo: Prostíbulo. Por extensión, lío, escándalo.

Tomárselas: irse.

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