miércoles, 3 de junio de 2009

Los diamantes son el mejor amigo de la mujer




Cuando el detective comenzó, siempre soñó con dos trabajos: una llamada femenina pidiendo ayuda en el silencio de la noche, y alguien buscando unos diamantes. Eran dos clásicos que no le pueden faltar a ningún investigador privado. El primer llamado lo había recibido, con suerte regular. Pero el segundo no, y ya tenía olvidado el asunto, preocupado por el inminente corte de luz por falta de pago.
Por eso, cuando el teléfono sonó, dudó en atender. Lo único que le faltaba era el dueño del lugar reclamando los cuatro meses de atraso. Un teléfono que no se responde es un acto de libertad que nuestro detective no estaba en condiciones de realizar.


- Se trata de unos diamantes que valen un millón de dólares. Si me lo resuelve, le doy el diez por ciento. Pero no sé si puede recibirme ahora mismo…



Eran las doce de la noche y el detective había decidido dormir en el sofá. Pero estaba desvelado y sin un centavo, así que dijo que no había problema, fingiendo algo de desinterés al responder. Media hora después estaba bebiendo whisky con el desconocido:


- Encontré su número en la guía telefónica, ¿le explico?
- Por supuesto. Cuénteme sobre la última vez que vio los diamantes.
- Los vi hace un minuto mientras subía por el ascensor. Quiero que me diga quien los dejó en mi oficina y por qué. Y que se los devuelva, naturalmente.


Si había algo poco “natural” era devolver un millón de dólares en diamantes. Le contó que era un exitoso contador, y que hace unos años se había enredado con algunos tipos pesados, pero que consiguió salir a tiempo. Eso pensaba, pero los diamantes parecían decir lo contrario. No quería, no podía esperar el paso siguiente del “benefactor”, porque no le traería nada bueno. Pensó que si demostraba iniciativa devolviendo el obsequio discretamente, resolvería su situación. Por supuesto que no tenía manera de pedir ayuda a la policía, se vería arrastrado él también por ese pasado que quería dejar atrás.
Nuestro hombre estaba algo distraído. Cien mil poderosas razones eran difíciles de desatender, pero alcanzó a preguntarle por los nombres de sus ex clientes.


-¿Agostino? ¿Victorio? Esa gente no es pesada. Esa gente es de cemento, el mismo con que despiden a sus enemigos en el fondo del río…
- Tiene razón. Por eso le pagaré más. ¿Doscientos mil le parece bien?


El detective le dijo que sí, y que su forma de trabajar era por un adelanto del 50% y el resto al terminar. Encendió el enésimo cigarrillo y se preparó otro whisky. Una hora antes estaba leyendo la intimación de la compañía de electricidad. Ahora tenía unos diamantes envueltos en un paño bordó, cien mil dólares y dos nombres, Agostino y Victorio. Puso los dólares, los diamantes y la pistola debajo del almohadón y apagó la luz. El sueño no venía. Las cien mil poderosas razones que le dio un tipo que lo sacó de la guía seguían siendo difíciles de desatender. Cuando parecía que iba a conseguir dormitar un poco, el teléfono sonó de nuevo. Se preguntó si aquella llamada femenina –la primera- no fuera la que él había imaginado. A lo mejor, sus dos sueños se producían a la vez, en una noche en que el sueño no llegaba. Se maldijo por soñar tanto y levantó el tubo del teléfono. Del otro lado de la línea, una sensual voz femenina le dijo:

- Detective, los diamantes no eran para mi marido. Eran para mí. Necesito verlo ahora mismo.
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24 comentarios:

Lena yau dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!

Voy a copiar a la voz femenina alguna vez!

Nunca fue tan fácil tener un saco de diamantes!

Besos, Besos, Divi.

Merche Pallarés dijo...

Sigue, sigue... Besotes, M.

Juan Duque Oliva dijo...

En menuda intriga nos has metido de golpe y porrazo. Este buen hombre no duerme hoy, está visto y comprobado.

Seguiremos a la escucha que esto promete y mucho.

Un abrazo Marcelo

carlota dijo...

Yo le dí la dirección correcta , pero son tan torpes ...

Besos

Soledad Sánchez Mulas dijo...

¡Qué bueno, Marcelo!

Y que triste el hombre, con una carga tan grande a la espalda... cuyo peso le correspondía llevar a su mujer.

"...Un teléfono que no se responde es un acto de libertad ..."

Me apunto esta frase. Esta rebeldía me la voy a aplicar de vez en cuando.

Un beso,

Soledad.

Anónimo dijo...

Qué suerte tiene el pavo, un millón en diamantes y una voz femenina que seguramente será otro diamante...

alba dijo...

Llegué hasta este rincón porque Gloria me habló de tu detective cuando ella terminó de escribir la historia del suyo, y, ¡oh, ya tenía ganas de que apareciera! Ya lo han resaltado por aquí, pero es que me ha encantado ese acto de libertad de no responder al teléfono. Tus palabras brillan, Marcelo, como todos esos diamantes.

Un dulce beso.

Anónimo dijo...

¿Vas a seguir esta historia?
Me encanta cuando te vistes de mafioso... lo bordas. Y me encanta la atipicidad (¿esta palabra existe?) de este caso... no se buscan, los diamantes, se tienen.

Un beso.

Luna dijo...

Tendría cien mil razones para hacerme amiga de los diamantes...

Besos

Susana Peiró dijo...

…E i dadi sono lanciato!
Será una larga noche para nuestro soñador detective. Mal asunto una sensual voz femenina hablando de diamantes, a espaldas del marido…y una tentación más que será difícil de desatender.

La “amistad” entre diamantes y mujeres fue y es un enigma, también difícil de resolver. Quizás porque ambos plantean desafío. Así como el diamante en bruto pasa desapercibido a la primera mirada…la Mujer puede ser una piedra entre muchas otras, y sólo un verdadero especialista reconoce un “diamante” antes de ser pulido.
Quizás este detective ponga luz en el misterio (si alcanza a pagar la electricidad)

Molto bella e intrigante storia! Grazie Caro Amico!

Laura dijo...

¡Grande Marilyn! ¡Y grande Marcelo!
Ya te contaré, es que estoy liadísima de tiempo.
¿Me comprendes?
Un saludo y una disculpa

fritus dijo...

Apreciado compañero Marce...heme aquí después de mucho tiempo para decirte que me encanta que el espíritu de Chandler y de “the big sleep” haya elegido tu carne mortal para manifestarse...Es imperdonable que haya tardado tanto en volver por aquí, pero ha sido una buenísima idea...ya estoy mordiendome las uñas ( de las manos...a los pies llego, que soy un tío muy flexible, pero sería demasiado) de ansiedad esperando la segunda parte de este “diamonds are best girls friends”....( que guapa estaba Marilyn cuando cantaba eso...bueno, que guapa estaba siempre)

lisebe dijo...

Me ha encantado el relato Marcelo!!

Pero para cuando la segunda parte!!!

Me encanta la canción y las fotos de la gran Marilyn !!!

Perdoname porque no puedo pasar tanto como me gustaría voy muy pillada de tiempo querido Marcelo..muy a pesar mio.

Besotes de corazón

Anabel Rodríguez dijo...

Buenísimo, buenísimo, buenísimo. ¡Ja,ja,ja!. ¡Segunda parte ya!

América dijo...

Me quedo con la intriga,primero por que no se actualiza la lista de seguimiento si te tengo enlazado,la segunda no menor me hace pensar que estare pendiente casi pegada a la silla,por que esta historia continua verdad????...Ya sabes es esa atracion casi fatal por los diamantes.... Un abrazo Marcelo...Como lo has bordado!

M dijo...

Jajajajajaja, BUENISIMO!!!

Que buena foto la de Marilyn y excelente ambientación, como siempre!

Besos

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

"Según dicen los amnates
las flores valen más que los diamantes,
pero ven que al extinguirse los amores
valen más los diamantes que las flores"


Cariños

Martine dijo...

¡A por la segunda parte!
Un beso.

Mariela Torres dijo...

Buenísimo, atrapante, intrigante, bien resuelto cuento. Me gustó mucho.

Blackberry dijo...

Jajaja! Q genial!
Me ha mantenido intrigada hasta el final, y me ha encantado!
Eres muy bueno!
Un beso
;*)

Helena dijo...

Es toy deseando saber si continua el relato... Y si lo conoces dame el numero del detective ya le explico yo como llegar hasta aquí, con los diamantes o mejor quedamos en Amsterdam alli hay un buen mercado y hace mucho que no voy. Muak

Juan Luis G. dijo...

Ajetreadas noches las de los detectives soñadores...

Un abrazo.

gloria dijo...

Echaba de menos al detective, Marcelo, y por suerte llego con principio y final de esta aventura por lo que la intriga me durará poquito. Con tu permiso resalto una frase que, en mi opinión, es de una sabiduría extrema:

"Un teléfono que no se responde es un acto de libertad que nuestro detective no estaba en condiciones de realizar."


Eres muy grande... y tu detective también.

Me voy a por el final.

Besos!

maracuyá dijo...

Uhmmm...qué intriga. Y se me está quemando la cena.

Me das rapidito el teléfono del detective. Por ahí me salvo de cocinar para el resto de la vida.

Mañana vuelvo...

Un beso

Bitacoras.com