domingo, 23 de febrero de 2014

El partido


Como todos los días, hoy me desperté a las siete. Como es domingo , me quedo un poco más en la cama. Me duermo otra vez. En el sueño estoy llegando a un estadio, pero no para ver el partido sino para jugarlo. A mi izquierda viene Messi, entramos al vestuario que está repleto de gente. No sé qué equipo es pero parece un amistoso. Hay clima distendido, yo sé que estoy invitado. Todos se empiezan a cambiar, voy con retraso, no encuentro las vendas para los tobillos. Messi ya las traía puestas, todos los jugadores están listos, yo ya me vendé pero perdí de vista el bolso. El partido es en otro lado, se suben al ómnibus y arranca, Yo termino de vestirme y llego corriendo desesperado,  ya se fueron. Detrás hay un coche con tres rezagados. Me esperan y me subo, estoy feliz porque jugaré ese partido. Me despierto antes de que eso suceda.
Muchas veces soñé con partidos de fútbol. Pero hace como cinco años que no juego más  por un esguince y cuando volví, me fracturé un dedo. Así que no jugué más. Cuando jugaba soñaba con partidos y los había de dos clases. Unos  eran problemáticos: o se jugaba en cámara lenta o la pelota parecía un globo y no había forma de meterla. Pero en otros sueños el partido era perfecto, se jugaba en tiempo real y yo hacía goles preciosos. Nunca me había tocado jugar con Messi, estuve a punto de hacerlo.

Quisiera agregar que Messi es tan callado como uno lo ve. Me sonrió apenas, pero no abrió la boca en todo el sueño.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Zapato


Dulce zapatito de bebé
Rígido zapato policial
Muda zapatilla bailarina
Patas de rana saladas
Del buzo y de la rana
Zapato de abuelita
Zapato de niño con punteras
Los míos aún mojados por la lluvia

Los pondría a todos en la bolsa,
Cenicienta
A cambio del zapato

Que te falta

sábado, 8 de febrero de 2014

El perro y el borracho


Uno tuvo una semana difícil y se quiere relajar desayunando bien en un lugar pacífico. Uno deja la bici a su lado y se pide uno completo pero de los cool porque el lugar es cool, de relajación o algo así. A las tostadas le suman un yogur y en vez de manteca, queso. Todo bien, la calle está tranquila. No tan tranquila, en la mesa de al lado de uno hay una pareja, el tipo  señala y dice algo de uno, parece que está borracho. Uno se pone a leer,  a pensar en otra cosa. El tipo está borracho, toma de una botella envuelta, se le cae. El lugar es un centro de yoga , quizás hagan clases de recuperación de alcohólicos o cosa así. Pero uno sospecha que a las clases de recuperación de alcohólicos se debe recomendar no llegar alcoholizado, no? Uno que venía en plan relajación enciende una tímida alarma. Llega otro tipo a la mesa, saluda a la chica y la chica le presenta al acompañante. Uno piensa que es el profesor de las clases de recuperación de alcohólicos.  No simpatiza con el primer acompañante, la chica paga la cuenta y se van los dos. Queda el borracho, y pese a que no había parado de hablar con la chica, uno ve que sigue con ganas de charlar. Uno se da cuenta del error, no hay clases de nada. El señor de al lado es vendedor de artesanías, se acercó a la chica que esperaba al novio, la chica tenía conciencia social entonces lo invitó con un café , pero cuando llegó el novio se fue con él y su conciencia social. Ahora sólo quedan uno, su desayuno, el borracho y su botella envuelta. Y las artesanías, unas piedritas en la mesa. Los clientes que se acercan optan por las mesas de adentro al ver el “paisaje” y uno visualiza lo que viene, no tanto para irse, no tan poco para relajarse…

BORRACHO: ¡Maestro! Me hdgdffaffajdla horda?
UNO: (levantando medidamente la vista del libro, dejando pasar unos segundos para que el momento se tense… ) ¿Qué?
BORRACHO: (carraspeando) ¡Disculpe maestro! Si me dice la hora
UNO: las diez y cuarto
BORRACHO: ¡muchas gracias!
UNO: (inaudible) de nada
Uno sigue en su libro pero sabe que la mañana se empieza a echar a perder…
BORRACHO: ¡Disculpe maestro!
UNO: …
BORRACHO: ¡Disculpe maestro!
UNO: (ensordecido y enceguecido) …
BORRACHO: (acercándose a la mesa de UNO) ¡Disculpe Maestro! ¿qué está leyendo?
UNO: Un libro
BORRACHO (con sonrisa tímida) ¡Ya sé! ¿pero… qué libro?
El borracho ya está al lado de la mesa de uno porque uno no revela el título que lee, así que lo cierra y dice “este”. El borracho lee el título y se inquieta. Lo repite en voz baja. Se sobresalta. Uno sospecha que ha leído, y siente que el título lo sobrecogió. O quizás la foto de la tapa, hay algo que no le gusta, la sonrisa se le apaga un poco pero nuevamente dice ¡disculpe Maestro! ¡Gracias!
Uno ya se cree a salvo con el libro talismán, el borracho se contrarió y empieza a retirarse. A último momento encara para la puerta del lugar, quiere ir al baño, lógicamente. Lógicamente la chica del lugar no tiene ganas de que entre, el borracho alega derechos de consumidor, la chica no sabe qué hacer, y uno intercede, dice que no es peligroso, la chica cede, el borracho entra. La micción del alcohólico es naturalmente prolongada, uno piensa que todo acabó, vuelve al libro y se olvida del mundo por diez minutos, la trama es atrapante.

BORRACHO: ¡Disculpe maestro! La avsndggabsddji dsajsnatnta ffmnbe?
UNO: (levantando medidamente la vista del libro, dejando pasar unos segundos para que el momento se tense… ) ¿Qué?
BORRACHO: (carraspeando) ¿La avenida Santa Fe?

Uno le dice que queda para allá tres cuadras y el borracho se disculpa nuevamente, agradece y se va con paso tambaleante. La chica del bar sale de su refugio al ver el peligro alejándose y qué barbaridad y adonde vamos a parar, y uno opina que no se le veía agresivo y le dice que con ese paso no llegaría muy lejos. Lo ve perderse hacia Santa Fe, paga su cuenta (uno) y se  va pedaleando en dirección contraria para luego de una buena vuelta, tropezarse de nuevo con el borracho, en plena interacción con dos turistas de esos que no hablan palabra en español, el borracho, respetuosamente diciendo “disculpe Maestro”, el turista sonriendo incómodo y uno, que tiene la conciencia social adormecida, apura el pedaleo y se aleja en la ciudad desnuda.
Pero a uno el tema le sigue dando vueltas, y recuerda cuando tenía no sólo conciencia social sino también animal y levantaba perros abandonados de la calle hasta que alguien le dijo que no quería más perros rescatados, que “el perro o yo” y uno dijo “vos” y quizás fue un error porque el perro parecía amigable y finalmente se quedó sin el perro y sin “vos” , lo cual visto en perspectiva tampoco está mal (no tanto por la parte del perro sino por la parte de “vos”)

Entonces uno se pregunta por qué los animales abandonados lo movilizan más que las personas abandonadas y uno recurre al lugar común de afirmar que las personas parecen defenderse mejor, el borracho lo acredita, al menos sabe decir “disculpe maestro” y “gracias”, abrepuertas infalibes, al menos para abrir la puerta que conduce al baño que permite esa micción larga, sonora y aliviante de quien ha hecho una bebida de su vida y ahora sí, definitivamente, uno imita a la chica con novio y conciencia social y decide olvidarse de todas las cosas malas de este mundo y se pierde por la ciudad desnuda. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

Lucienne Boyer









Háblame de amor
Para que sueñe
Con los besos
De una noche tan azul
Y tan lejana

¡Háblame de amor!
Aunque yo sé
-Siempre lo supe-

Que no me amas

lunes, 3 de febrero de 2014

No se culpe a nadie


Ordeno la biblioteca raleada. No hay mucho que hacer además de dejar el tiempo pasar. Que el tiempo  pase, me traspase. A dormir y a soñar una vez más. Mientras tanto, el tiempo sigue detenido. La tormenta anunciada no cae. La ciudad no late.  No se culpe a nadie. Es domingo por la noche.



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